La Sábana Santa es un lienzo de 4´36 metros de largo por 1´10 metros de ancho. En ella se observa la imagen de un hombre que ha sido coronado de espinas, azotado, herido en un costado del tórax y crucificado. Esta imagen aparece tanto por delante como por la parte posterior del cuerpo.
La tela es una sarga de lino bien conservada y tejida en un ángulo de 45º, con una técnica conocida como "spina pece". El tejido es apretado e irregular de hilo hecho a mano. Procede de un telar primitivo, tal y como los que se usaban al principio de la era cristiana en la ciudad de Palmira, en la actual Siria, y se comercializaban en todo Oriente Próximo. En el mundo occidental no se realizaron tejidos con esta técnica hasta el siglo XIV.
Según la tradición judía no debería existir, pues al haber estado en contacto con un cadáver tenía que ser quemada por impura. En el Nuevo Testamento no es citada, pero sí en los evangelios apócrifos. Según la leyenda, Santa Elena, madre del emperador Constantino, la llevó como reliquia de la Pasión a Bizancio en el siglo IV. Allí fue adorada en la iglesia de Sta. María de Blaquernae. En 1204, durante la Cuarta Cruzada, Constantinopla es saqueada y Otto de La Roche se la lleva a Francia. A partir de este momento hay datos históricos sobre la reliquia. Desde 1206, en poder de Poncio de La Roche, es expuesta en diversos lugares de Francia: Besançon, Troyes, Lirey, Niza y Chambéry.
En 1506 el Papa Julio II autoriza su culto público. El 3 de diciembre de 1532 sufre un incendio en Chambéry y es dañada parcialmente, siendo restaurada por monjas clarisas. En un paciente estudio Tonelli comprobó como estando plegada en 48 pequeños cuadrados, parte se quemó, parte se chamuscó con metal fundido y parte se mojó. Posteriormente pasa a manos de la familia Saboya en Italia. En 1578, por orden de Emanuel Filiberto de Saboya, pasa definitivamente a Turín. En el siglo XVII es expuesta ante un público multitudinario.
Chevalier descubrió un documento de 1389, enviado por un obispo francés a Clemente VII el que se explicaba que la imagen de una sábana en poder el rey Abgar V de Edesa era en realidad una pintura. Se creía que la de Turín era una copia contemporánea. Pero el 28 de mayo de 1898, con motivo de la boda del futuro rey Víctor Manuel III, Secondo Pia consigue impresionar dos placas fotográficas de 51 por 63 centímetros. La sorpresa es mayúscula al descubrirse que no se trata de una pintura, sino de un negativo, la inversión de una imagen real. En 1931 vuelve a ser fotografiada, confirmándose el mismo misterio.
El 23 de noviembre de 1973, Max Frei, criminólogo y palinólogo suizo de la Universidad de Zurich, recogió en una cinta adhesiva especial una muestra del polvillo acumulado en la superficie de la tela. Tras tres años de estudio emitió las siguientes conclusiones:
Había polen de plantas desérticas propias de Palestina.
El polen más abundante es el mismo que frecuenta los estratos de hace dos mil años del lago Genezaret. Se identificó polen propio de la zona de Constantinopla.
Abundan gránulos de Francia e Italia, en correspondencia con las migraciones del lienzo.
Todavía hay gránulos por identificar.
En 1974 se publica el libro de Yudica Cordiglia L´Uomo della Síndone é il Gesú del Vangeli? Este autor es catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Milán. En este trabajo el profesor da detalles irrevocables de que lo reflejado en la Sábana Santa corresponde a lo narrado por el Nuevo Testamento sobre Jesucristo hace dos mil años.
Todo un testimonio:
El hombre de la sábana media 1,81 metros y pesaba aproximadamente 80 kilogramos. Las proporciones de la cabeza y los miembros nos hablan de la perfección del grupo étnico, aunque son medidas elevadas para la media de la época y la zona.
Tiene abundante cabellera y barba.
La frente y la región occipital tiene múltiples y pequeñas heridas en regueros producidos por una corona de espinas en forma de casco.
El ojo y la ceja derechos, la nariz y la parte izquierda de la barba presentan magulladuras por golpes de puños o de bastones.
El torso muestra hasta ochenta heridas dobles por flagelo, correspondientes al instrumento romano de la época y a la costumbre de azotar a los condenados a muerte, además de otros golpes de cuero o cuerda anudada.
En el hombro derecho hay una llaga o zona desollada y magullada en forma cuadrangular. Lo mismo presenta el hombro izquierdo en menor medida. Sin duda se debe a la costumbre de hacer llevar la propia cruz en la que iban a morir los condenados. La de nuestro caso debió pesar unos cien kilogramos.
En los antebrazos se ve sangre surgiendo de las muñecas. En pleno carpo, en el punto de Destot, está el hueco del nervio mediano donde es posible introducir un clavo sin que se rompan las arterias, aunque es muy doloroso. En la palma de la mano se desgarrarían los tejidos con el peso del cuerpo. Los pulgares no aparecen, pues quedan flexionados. El profesor Barbet en París corroboró estos puntos con cadáveres.
Los pies se flexionan para quedar uno sobre otro unidos por un único clavo. Esto se aprecia en las dos rayas de sangre en el pie derecho.
La muerte fue provocada posiblemente por la posición vertical con los brazos abiertos.
En la parte derecha del pecho se abre una herida en forma ovalada de 4´5 por 1´5 centímetros y diez de profundidad. Se produjo de abajo hacia arriba e hirió el corazón entre la quinta y la sexta costilla. Manó sangre de la vena cava, llena en los cadáveres, y suero y otros líquidos que rodean el corazón, dejando una mancha más clara.
La mancha de sangre que atraviesa los riñones es la correspondiente a la que se pegó al cuerpo, ya que el traslado inicial se debió realizar con otras sábanas.
Sin embargo, este profundo análisis quedó relegado por el sorprendente descubrimiento que se produjo en la Academia de las Fuerzas Aéreas de Colorado Springs y en el laboratorio de Propulsión Jet en Pasadena, ambas en los Estados Unidos. Las imágenes visibles en la Sábana Santa fueron sometidas al analizador de imagen VP-8. Este sofisticado aparato es el decodificador y recompositor de las fotografías enviadas desde Marte por el proyecto Viking. Hay que aclarar que una fotografía tiene dos dimensiones y que es prácticamente imposible que una imagen pintada sometida a este aparato proporcione una figura tridimensional. Pues bien, la imagen de la Síndone corresponde a un cuerpo tridimensional con tres coordenadas. En un simposium celebrado en Londres, Eric Jumper llegó a conclusiones inauditas extraídas de estos análisis:
Es absolutamente imposible que las imágenes se formaran por contacto.
No son manchas. (Se refiere a las impresiones del cuerpo).
Una radiación de energía cuya naturaleza no está determinada chamuscó de dentro hacia afuera la sábana.
Esta radiación la emitió el cuerpo en estado de ingravidez, ya que el dorso no está deformado, teniendo que soportar ochenta kilogramos.
Estas asombrosas afirmaciones de la ciencia aumentaron el fervor de los cuatro millones de fieles que la vieron en 1978. Sin embargo, en 1988 se analizaron tres muestras en las Universidades de Arizona, Oxford y Zurich por el sistema del Carbono 14, junto a unas muestras paralelas de los siglos I y XII. El 13 de octubre de 1988 la Iglesia confirmó oficialmente los resultados que afirman que la tela es del periodo 1260-1390 con un 95% de margen de acierto. No obstante se pueden hacer algunas observaciones al respecto:
El sistema del Carbono 14 se basa en la medición de la cantidad de este isótopo radioactivo presente en la muestra, respecto a una cantidad fija que se supone existe en la atmósfera. Se sabe que tanto las explosiones nucleares como la liberación constante de radioactividad generada por las centrales nucleares alteran esa cantidad supuestamente fija.
Una muestra es fácilmente contaminable al ser expuesta a una absorción artificial de Carbono 14. Por ejemplo las hierbas del margen de una carretera absorben este isótopo procedente de la combustión de la gasolina, pudiendo dar miles de años en las pruebas correspondientes.
La Sábana Santa fue sometida a una energía desconocida para la ciencia que pudo alterar esos valores.
Los profesores rusos Andrei Ivanov y Dimitri A. Kouznetsov, han confirmado que la naturaleza química de la planta viva de lino es diferente a la de su tejido y absorbe el Carbono 14 de distinta manera, lo que lleva a errores de datación. En suma, afirman que el sistema no es fiable para muestras de tejido, sobre todo de lino, tal y como puede resultar para madera o metales.
En el simposio internacional de Roma, inaugurado el 10 de junio de 1993, con más de doscientos estudiosos del tema, María Grazia Siliato, experta en arqueología antigua, precisó que la Síndone ha sido restaurada en el siglo XIII, en 1534 tras el grave incendio de Chambéry, y en otras ocasiones durante los siglos XVII y XIX. La muestra que se recogió se arrancó de uno de los extremos, en vez de tomar hilos de diferentes zonas para poder comparar linos de diferentes épocas.
En resumen está claro que las evidencias a favor del origen «divino» de la Sábana de Turín son aplastantes respecto a las que defienden que se trata de una falsificación. No suele suceder que la ciencia oficial señale con tanta nitidez las pruebas sobre la realidad a la que apuntan las religiones.
El Cristo Cósmico es universal. Sabemos que puede manifestarse en cualquier lugar y en cualquier época, a través de un ser humano o de cualquier otro medio. Obviamente, cuando se encarna en un hombre, la vida de éste se transforma en el Drama Cósmico de la Iniciación. Los milagros que tanto admira el pueblo no son más que detalles anecdóticos respecto a la posibilidad de todo ser humano de vivir el Drama Crístico, sin embargo no dejan de motivarnos las pruebas físicas que a veces se nos presentan a nuestros dormidos ojos.
La Sábana Santa se encuentra actualmente enrollada en un cilindro de madera, dentro de un arca de plata labrada, el relicario, que a su vez se encuentra dentro de una caja de madera protegida por dos gruesas rejas de hierro, en la catedral de Turín. Que encierra un misterio, está claro, y que podemos aproximarnos a él mediante la vivencia personal también debe quedarnos muy claro.
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